El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, decidió no retrasar más el proceso de devolver a Canadá los 69 contenedores repletos de basura, con un peso de 2.450 toneladas, que habían llegado de manera ilegal a sus puertos a partir del 2013.
El envío de la basura que no fue eficazmente gestionada por el gobierno canadiense, será el último episodio de la creciente tensión diplomática entre las dos naciones, a pesar de haber declarado Duterte la guerra a Canadá.
La decisión de Filipinas se une a la declaración de voluntad de varios países del sudeste de Asia al no querer ser los basureros de Occidente. Varios de ellos ocuparon el espacio dejado por China, que durante mucho tiempo aceptó los desechos plásticos de todo el mundo y que dejó de hacerlo alegando preocupaciones medioambientales.
La administradora del puerto libre de la bahía de Súbic, Wilma Eisma, expresó que las toneladas de basura fueron cargadas durante la noche en el barco de carga M/V Bavaria, que zarpó en una travesía de 20 días hacia el puerto canadiense de Vancouver para poner fin a un “capítulo sucio de nuestra historia”.
Tras aquella epifanía, Malasia seguirá los pasos de Filipina anunciando que devolverá 450 toneladas de desechos plásticos a varios países, entre esos Australia, Bangladés, Canadá, China, Japón, Arabia Saudita y Estados Unidos. "Malasia no será el vertedero del mundo", declaró la ministra de Energía, Medio Ambiente y Ciencias, Yeo Bee Yin
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