Alemania hace dos días inició el levantamiento gradual de las restricciones para retornar a la “vida normal”, pero en ese lapso de tiempo un cantón del país alemán tuvo que volver a imponer las medidas de distanciamiento ante un nuevo aumento de casos positivos de COVID-19.
Los nuevos casos fueron registrados en uno de los estados federales de Alemania en Renania del Norte, donde se anunció un nuevo brote de contagio en Coesfeld, una planta de envasado de carne, en la que más de 100 empleados de 1.200 se vieron afectados por el virus, motivo por el que la fábrica tuvo que cerrar de forma temporal, mientras se determina si hay más casos de contagio, así lo indicó el ministro de sanidad regional, Karl-Josef Laumann el pasado viernes.
Sin embargo, Coesfeld no fue la única fábrica que padeció de esta crisis sanitaria, pues el cantón de Segeberg, en el estado de Schleswing-Holstein, fronterizo con Dinamarca, detectó 109 casos positivos de COVID-19.
El conocido cantón de Greiz, en Turingia donde habitan unas 100.000 personas también fue foco de brotes al encontrar cifras elevadas de contagio al interior de varias residencias para adultos mayores. Ante la situación, el gobierno de dicha región tomará una decisión la próxima semana sobre las nuevas medidas que se implementarán.
Por lo pronto las autoridades alemanas determinaron un umbral de infecciones de 50 nuevos casos por cada 100.000 habitantes, durante siete días consecutivos, para determinar si es necesario reanudar la cuarentena.
Dichas medidas se tomarán con base en cada estado que presente casos de contagio, por lo que las medidas no serán las mismas para todo el país, así lo expresó la canciller Angela Merkel.
Cabe resaltar que, Alemania registraba el viernes ocho de mayo un total de 167.300 contagios de los cuales 7.266 fueron decesos.