Los incendios forestales se repiten una y otra vez en diferentes partes del mundo, ahora Australia es escenario de tragedia y destrucción, en donde el ímpetu de las llamas devora todo a su paso como ocurrió en la Amazonía y en California.
Cielos repletos de humo espeso, llamas imponentes que lo consumen todo, fauna y flora extinguiéndose y decenas de damnificados ante la inminente llegada del voraz incendio.
En Australia el panorama es cada vez más angustiante, hasta el momento más de 5 millones de hectáreas han sido arrasadas, dejando 480 millones de animales muertos, 24 personas fallecidas y miles de casas destruidas.
La tragedia se ha vivido desde agosto, mes en el que comenzaron los incendios.
Dentro del foco no solo se hace mención a las cientos de familias afectadas, también es alarmante el caso de los koalas, ya que de acuerdo a algunos científicos, redujeron su población a la mitad tras los incendios en la isla Canguro.
Sin duda la alarmante pérdida de biodiversidad y hábitat para cientos de especies traerá graves consecuencias en cuanto recursos, dinámicas ecológicas y economía de las regiones afectadas.
Irónicamente Australia fue uno de los países que bloqueo el avance en las negociaciones en la Cumbre del Clima en Madrid de hace un mes, y por desgracia hoy enfrenta las consecuencias de no impulsar una política climática seria en un planeta con menos precipitaciones, temperaturas altas y sequías largas.
¿Será que esta angustiante situación servirá de lección no solo para Australia sino para otros países, que deben entender que se debe actuar frente al cambio climático o de lo contrario este seguirá afectando a su paso?
La inestabilidad climática hace cada vez más presencia, convirtiéndose en una alerta continua que empuja a la acción de políticos, empresarios y ciudadanos a tomar medidas que disminuyan el impacto del cambio climático.
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