Aprovechándose de su situación de vulnerabilidad e incapacidad, dos sacerdotes de la iglesia católica en Argentina, violaron por años menores de edad en condición de pobreza, ayudados por las monjas de la congregación. Los culpables ya están a disposición de la Justicia.
En la provincia de Provolo de Mendoza (oeste de Argentina), en un instituto católico, se cometieron agresiones sexuales por años a menores de edad de hasta cinco años. Una monja de nombre Kumiko Kosaka era quien ayudaba en estos casos.
Gustavo Stroppiana, fiscal del caso, detalló que la monja hacía que los menores subieran las escaleras de la iglesia hacia una habitación que llamaban «la casita de Dios». En el lugar eran esperado por los sacerdotes. Aseguró que una vez se introdujo en el caso, le ha costado dormir debido a que tiene hijos menores.
Una niña de cinco años (identidad protegida), en la actualidad una adolescente, fue violada repetidamente por Corbacho, uno de los curas detenido. Stroppiana al respecto detalló que la monja la llevaba a la habitación del cura para que ocurriera el acto de violación, y que en una ocasión se le tuvo que colocar un pañal ante la hemorragia que presentaba.
Hasta el momento el número de casos ha llegado a la veintena, a la espera que sigan apareciendo nuevos testimonios a partir de lo que cuentan los primeros. Muchos de ellos ya han cumplido la mayoría de edad y tienen familia e hijos, por lo que podría hacer más difícil que denuncien esta bochornosa actuación.
Ya ni la Iglesia se anima a negar lo que pasaba allá adentro. Las violaciones y vejaciones de todo tipo —una adolescente denuncia que fue encadenada y objeto de abusos por cuatro personas a la vez— se producían casi siempre en un altillo, en una sala a la que llamaban “la casita de Dios”.
