Mientras unos mercados se mantienen, otros caen en picada ante la poca demanda que ha ocasionado la crisis sanitaria y económica que trajo consigo COVID-19. El panorama ahora es bastante complejo debido a las distintas limitaciones luego de que fueran implementadas las medidas de distanciamiento social, que aunque son necesarias, también son un impedimento para que fluya la economía.
El mercado de la industria de bienes raíces de Canadá no se queda atrás, luego de estar en un escenario prospero ahora va en decadencia al enfrentar un congelamiento en las ventas pese a que estas comenzaron con buen prospecto en marzo en muchas partes del país, pero a fines de mes, las estadísticas semanales mostraron una gran desaceleración.
En Toronto por ejemplo, los primeros días de marzo la venta de viviendas fue más satisfactoria que el año pasado, aumentando un 49% para luego caer a un 16% a fin de mes.
Con poca demanda, la caída rápida de las ventas fue inevitable. En cuanto más crece la pandemia de COVID-19, más medidas preventivas obligatorias y de mayor exigencia son implementadas por el gobierno, así que se espera que el panorama mejore por lo pronto, siendo probable que las ventas de abril estén por debajo del promedio al igual que los precios.
En cuanto a clientes actuales que ya habían cerrado un trato regido por la ley, deberán continuar con sus obligaciones a pesar de la crisis, sin importar la perdida de trabajo o ingresos, puede que algunas inmobiliarias opten por las bajas tasas de interés e incluso aplazar los pagos, pero estas no están obligadas a pausar los procesos.
Por ahora, los agentes inmobiliarios aprenden sobre la marcha e intentan adaptarse a las nuevas y difíciles condiciones que ofrece un mercado transformado.