Aunque en ocasiones olvidamos que el mundo tiene identidades y costumbres fuera de los límites, y territorios que poseen problemas más complejos de lo que de verdad podríamos comprender, esta fue una de las lecciones más fuertes que tuvo que vivir un canadiense en Siria.
Kristian Lee Baxter, residente de Columbia Británica, por un momento llegó a pensar que jamás podría disfrutar de su libertad tras haber sido arrestado en Siria a finales del 2018, teniendo que vivir el verdadero concepto de lo que es tener miedo.
Su historia se remonta a que Kristian era un viajero extrovertido, queriendo ¨comerse al mundo¨ sin importar el precio, pero a pesar de su gran epifanía el mundo se lo comió a él… o bueno, fue Siria lo que lo puso a meditar sobre la existencia misma tras haber transgredido una ley local.
A partir de a finales del mes de noviembre él enviaba un mensaje a sus padres confinado en la cárcel, dando señales de que todavía se encontraba vivo, pero el silencio se hizo cada vez más profundo a mediados de diciembre.
Fue así que, gracias al jefe de seguridad general del Líbano, Abbas Ibrahim, el canadiense pudo aferrarse a la esperanza de estar nuevamente en su país, haciendo todo lo posible aquel sujeto y Global Affairs Canada para adquirir su libertad.
“Puede haber habido algunas infracciones relacionadas con las regulaciones de viaje sirias, pero eso es una conjetura en este momento. Lo que sabemos es que estaba viajando por el Medio Oriente, buscando visitar lugares interesantes y quería ir a Siria para esos fines, con el propósito de visitar como turista ". - comunicó Ibrahim.
No obstante, a pesar que Baxter tuvo una historia compleja con un final feliz, el gobierno federal ha estado advirtiendo a los canadienses que eviten viajar a Siria desde 2011 después del estallido de una guerra civil que atrajo a potencias extranjeras y generó una multitud de milicias, incluido un nuevo grupo terrorista islamista, y dejó aproximadamente 500,000 personas muertas.
Las cárceles sirias están llenas de opositores del gobierno después de casi nueve años de guerra civil. Los rebeldes también fueron responsables de una ola de secuestros por rescate, mientras que militantes del Estado Islámico decapitaron a cautivos extranjeros como parte de su campaña terrorista. No se sabe cuántos occidentales y extranjeros están con vida en Siria, si es que hay alguno.