En el mundo, millones de niños y jóvenes se aferran tanto a los videojuegos que terminan volviéndose adictos y dependientes a ellos. En muchos casos, esta adicción sobrepasa el extremo y aunque pasen las horas o los días lo ‘importante siempre es jugar’ para estos jóvenes.
A mediados del año pasado, la adicción a los videojuegos es considerada un desorden mental, luego de que la Organización Mundial de la Salud la incluyera en la lista de enfermedades con el fin de tratar esta condición en los centros de salud y encender la alarma ante una enfermedad que afecta en gran medida la salud de niños y jóvenes en todo el mundo.
Un ejemplo del gran riesgo que conlleva pasar horas jugando videojuegos, es el tailandés de 17 años, Piyawat Harikun, quien se quedaba despierto todas las noches para jugar en su computador, y una vez amanecía cerraba sus cortinas para continuar con los videojuegos sin interrupciones.
El pasado lunes cuatro de noviembre en horas de la tarde, el padre de Piyawat, Jaranwit Harikun, lo encontró derrumbado en una silla aparentemente dormido: “Lo llamé por su nombre y dije ‘¡despierta, despierta!’, pero no respondió. Pude ver que estaba muerto”, según el relato del padre del menor.
Para ese momento, el escritorio de Piyawat se encontraba repleto de cajas de comida. Luego de revisar el cuerpo del joven, los médicos determinaron que la causa de su muerte fue producto de un derrame cerebral, ocasionado por pasar largas jornadas de juego en su computadora.
“Mi hijo era inteligente y siempre fue muy bueno en la escuela, pero tenía un gran adicción a los juegos. Traté de advertirle sobre sus incansables horas de juego y el prometió reducirlas, pero fue demasiado tarde, murió antes de tener la oportunidad de cambiar”, comentó Jaranwit Harikun, padre de Piyawat.
Luego de contar su historia, Jaranwit aconseja a otros padres con ser más estrictos con las horas de juego de sus hijos, agregando que esperaba que su caso sirviera de ejemplo antes de que se repitiera la historia de su hijo.