2020 ha sido uno de los años más difíciles para la humanidad, lejos de ser una temporada regular por el desgarrador panorama que ha dejado a su paso la pandemia de COVID-19 en muchos países.
Este es el caso de Europa, uno de los continentes más afectados por el nuevo coronavirus. Actualmente se enfrenta a una de sus peores crisis económicas por el desempleo que trajo consigo la pandemia, llevando a miles de personas a buscar ayuda para obtener un poco de alimento y ropa.
Actualmente, el panorama en los bancos de alimento es devastador, las multitudes desesperadas se reúnen en largas y eternas filas para llevar a casa algo de alimento que permita sobrellevar la difícil situación y mitigar el hambre.
Una realidad que día a día tiende a empeorar, sobre todo para la población inmigrante, así lo demuestran los últimos datos de la organización Caritas, la cual se encarga de combatir la pobreza, la exclusión, la intolerancia y la discriminación, quien reportó que la demanda de alimentos gratis creció significativamente en menos de dos meses entre un 25% y 30% en Europa Occidental.
Asimismo, Caritas registró en Madrid y Barcelona ocho centros de distribución de alimentos, que son considerados como la única forma que tienen cientos de personas para obtener algo de alimento, lo que ha aumentado un 40% en un mes y medio.
Y es que mientras el bloque se hunde en una recesión histórica, millones de europeos sufren de hambre y pobreza debido a la pérdida exponencial de empleo en sectores económicos que abarcan a las empleadas domésticas, los camareros de bares, vendedores, meseros y trabajadores independientes que vivían de las ganancias que generaban mensualmente sus pequeñas o medianas empresas, y quienes hasta el momento se encuentran en una situación aún peor, ya que algunos subsidios que otorgan los gobiernos no cubren la demanda económica de muchas empresas para mantenerse a flote.
La Federación Europea de Bancos de Alimentos se pronunció a finales de abril cuando aseguró que, “la crisis social ya llegó, y la experiencia nos dice que durará mucho tiempo. Si la Europa del este parece estar pasándola mejor, en Italia, en España, en Francia, en Bélgica, la demanda de ayuda alimentaria sube entre un 20% y un 25% y en el Reino Unido es aún peor. Teníamos 30 millones de personas en situación de pobreza extrema en Europa hace una década y esperábamos que esa cifra cayera a 20 millones, pero en dos meses de pandemia ha aumentado en varios millones, podemos llegar a 50 millones en pocos meses”.
Ante esto, el especialista en desarrollo y estudios humanitarios y consultor asociado del Centro CIDOB de Barcelona, Sergio Maydeu-Olivares, considera que, “a corto plazo hay que cubrir las necesidades alimentarias (y escolares) de miles de personas” y para esto considera que “solo puede hacerse reforzando las cadenas de distribución existentes, tanto por parte de las administraciones públicas (por ejemplo, con los comedores sociales) como de las redes vecinales y ONG que inclusive ya actúan en los sectores con mayores desigualdades”.
Sin embargo, existe otra posible respuesta según Maydeu, que consiste en “aprobar a la mayor brevedad posible la renta mínima”, la cual ya se ha implementado en algunos países europeos.
Por ahora, cabe esperar que los distintos gobiernos tomen medidas más efectivas para mitigar la hambruna que hoy día se vive en el continente.
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