Todo comenzó cuando el presidente Trump planeo un ataque contra el general iraní, Qasem Soleimani, un adversario que durante más de 20 años acosó a Estados Unidos, siendo culpado por la muerte de cientos de soldados estadounidenses en Oriente Próximo.
El ataque con drones finalmente se llevó a cabo en el aeropuerto internacional de Bagdad, luego de conocerse la muerte de un contratista estadounidense en un bombardeo el pasado 27 de diciembre por una milicia respaldada por Irán contra una base estadounidense en Irak.
El ataque sin duda ha sido un gran riesgo, especialmente por tratarse del comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní.
De acuerdo a las declaraciones de Donald Trump, la muerte de Soleimaní tiene el fin de impedir un “ataque inminente que habría puesto en peligro la vida de militares y diplomáticos estadounidenses”, y así 'parar una guerra'.
Ante la situación, el secretario de Estado, Mike Pompeo, aseguró que EE.UU. está preparado para responder ante cualquier represalia de Irán, enviando a Oriente Próximo a 3.000 soldados. Teniendo presente que el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, juró que Irán vengará la muerte de Soleimani y la del vicepresidente de la Multitud Popular iraquí, Abu Mahdi al Mohandes.
A raíz de la situación se ha despertado el temor de una nueva guerra en Oriente Próximo, lo que a su vez ha provocado el aumento del precio del barril de petróleo, junto con las caídas en las bolsas de todo el mundo.
La inconformidad y enojo tras la muerte del general iraní se ha dado a conocer, generando conmoción y miedo, especialmente porque se trató de la segunda persona más poderosa en Irán, lo que sin duda lo hizo casi intocable durante mucho tiempo. Por el momento no se sabe que efectos tendrá la muerte de Soleimani, recordemos que tras la muerte de Bin Laden, en 2011, comenzaron a fortalecerse grupos yihadistas, como el Estado Islámico, que cometieron atentados en varios países.
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