Hoy, la capital Sudanesa parece una ciudad fantasma tras haber soportado los civiles una toma por parte de las fuerzas militares de dicho país.
Los hechos ocurrieron cuando el campamento de protesta ciudadana estaban en contra de la reunión de la asamblea, donde el día de ayer los líderes militares iban a discutir sobre las anticipadas elecciones de la nación; no obstante, el ejército sudanés hizo una brutal intervención dejando aproximadamente 35 muertos y decenas de heridos, entre ellos innumerables niños fueron impactados por las balas.
La decisión de los militares de celebrar una votación en un plazo de siete meses cancela todos los acuerdos con los líderes de la protesta, quienes durante meses habían estado acampados fuera de la sede militar en Jartum, mientras las dos partes negociaban quién dirigiría el país después de la destitución de abril del hombre fuerte de larga data Omar al- Bashir.
En videos difundidos en internet durante la operación se observa como los civiles corrían por las calles llenas de carpas, con la cabeza agachada mientras se oían disparos de fondo. Una humareda se alzaba desde la zona.
"Los heridos están en el suelo de la zona de recepción porque no hay camas suficientes", dijo Azza al-Kamel, médico del hospital Royal Care, cercano a la zona donde habían acampado los manifestantes ante la sede del Ejército en la capital.
Sin embargo, a pesar de la masacre, Mohammed Yousef al-Mustafa, portavoz de la Asociación de Profesionales Sudaneses, que ha encabezado las protestas, dijo: "Estamos rechazando lo que dijo Burhan. Ahora, han demostrado que son un golpe militar".
A su paso, pidió a la comunidad internacional y al Consejo de Seguridad de la ONU que no reconozcan a Burhan ni a las autoridades militares y presionen a los generales para que entreguen el poder a una autoridad dirigida por civiles.
"No tenemos más remedio que continuar nuestras protestas y desobediencia civil hasta la caída del consejo militar", agregó.
No obstante, ante el cinismo evocado por el Consejo Militar de Transición emitió un comunicado en el que expresaba su pesar por el modo en que se había desarrollado una operación diseñada para expulsar a "alborotadores y pequeños delincuentes".
