Desde abril China no presentaba la cifra más alta de casos positivos de COVID-19, pero el domingo 14 de junio su tasa aumentó significativamente al presentar 57 nuevos contagios, lo que ha causado gran temor por un rebrote de la pandemia en el país.
Cabe resaltar que el aislamiento preventivo y el uso de tapabocas, caretas y demás medidas de seguridad ayudaron a mitigar la propagación del virus a gran escala, pero según el registro de National Health Commission, 36 de los 57 nuevos casos provienen de Pekín, la capital China.
Las autoridades sanitarias de Pekín evidenciaron que los casos están vinculados con el mercado de Xifandi, en el sur de la capital, donde se proporcionaba mayor parte de productos frescos. Lo que ha causado que las autoridades vuelvan a decretar confinamiento en 11 barrios residenciales cercanos al mercado, asimismo el cierre de jardines infantiles, nueve colegios y el aplazamiento de cenas en grupo, visitas de otras provincias y eventos deportivos que aglomeren a varias personas en un mismo lugar.
Todo parecía indicar que China había logrado controlar la pandemia de COVID-19, pero lo cierto es que hasta la fecha se han venido reportando más casos, de los cuales otros dos se registraron en la provincia de Liaoning en el norte del país, quienes están vinculados con los contagiados de Pekín, según las autoridades. Por lo que, su funcionario local, Xu Hejian, manifestó a la prensa que Pekín ha entrado en “periodo extraordinario”.
Dada la situación y el miedo que genera el aumento de los casos positivos del virus en la capital, la ruta Daca-Guangzhou queda suspendida durante cuatro semanas, así lo informó el regulador de la aviación civil.
Por ahora, se espera que China incremente los test para detectar a tiempo los casos de nuevo coronavirus y tome las medidas necesarias para evitar un nuevo rebrote del virus en el país.