El viernes 29 de marzo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que retiraría definitivamente su apoyo económico a la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que acusa de haber sido indulgente con China respecto a la pandemia de COVID-19 que ha dejado a su país con la cifra más alta de contagios y decesos hasta el momento.
“Hoy pondremos fin a nuestra relación con la OMS y redirigiremos esos fondos a otras necesidades de salud pública mundial”, dijo Trump tras cuestionar el manejo inadecuado de la organización respecto a la crisis sanitaria que tuvo lugar inicialmente en China, país que el gobierno estadounidense también acusa de "ignorar sus obligaciones de informar" sobre el virus.
El mandatario hizo pública su decisión en una declaración a la prensa, argumentando que la OMS no había ejecutado las reformas que EE.UU. le había exigido hace algunas semanas y había sido "cómplice" de Pekín y de allí su decisión de desvincular a la organización de cualquier beneficio o alianza, pese a que está liderando la respuesta mundial contra el virus.
El mandatario concluyó que la Organización Mundial de la Salud no ha sido imparcial, motivo por el que no merece su apoyo financiero, el cual alcanzaba los 800 millones de dólares cada dos años.
El gobierno estadounidense también impondrá una serie de sanciones contra China para eliminar el “estatus especial” que gozaba la ciudad de Hong Kong bajo las leyes estadounidenses, especialmente contra ciertos funcionarios. También aseguró poner en marcha la cancelación de visas para ingresar al país entre otras medidas que agrietan aún más la relación entre ambos países.