Imaginemos por un segundo que la Tierra se detiene súbitamente. Aunque la probabilidad de que esto ocurra es casi cero en los próximos millones de años, es interesante preguntarnos qué sucedería si esto ocurriera.
Bajo este escenario, la atmósfera aún seguiría en movimiento y conservaría la velocidad de rotación original de 1770 kilómetros por hora que tiene la Tierra en el Ecuador. Esta velocidad es mayor que la velocidad del sonido en el aire (1235 kilómetros / hora). Curiosamente, a pesar de rotar tan rápido, no sentimos que nos estemos moviendo a tal velocidad.
Si la Tierra se detuviera abruptamente, todos los objetos en la superficie terrestre serían despojados de cualquier cosa que no esté firmemente sujeto a la roca. Esto significa que la capa superficial del suelo, los árboles, los edificios, todos los seres humanos del planeta, etc., serían arrojados hacia la el espacio exterior.
Por otro lado, si la Tierra se detuviera gradualmente en un periodo de miles de millones de años, la situación sería muy diferente. Supongamos que la rotación se reduce a un giro sobre su propio eje cada 365 días, es decir, que la velocidad de rotación sea igual a la velocidad de traslación. En esta situación tendríamos una sincronización de movimientos y la Tierra siempre le mostraría una sola cara al Sol. A esto se le denomina en astronomía “movimiento sincrónico.”
Bajo estas condiciones, todos los lugares de la Tierra tendrían un horario diurno o nocturno permanente durante todo el año. Además, no existirían estaciones ya que un lado estaría recibiendo permanentemente radiación solar, mientras que el otro permanecería en la oscuridad absoluta sin recibir la luz del Sol. Las condiciones climáticas serían extremas y seguramente la vida tal y como la conocemos, se reduciría considerablemente o simplemente dejaría de existir.
Si dejara de girar completamente ... ni siquiera una vez cada 365 días, en la Tierra habría medio año de luz y medio año de noche. Durante el día, durante 6 meses, la temperatura de la superficie dependería de la latitud. Esto alteraría el patrón de circulación del viento en la atmósfera, haciendo que el aire se mueva desde el ecuador a los polos en lugar de en sistemas de viento paralelos al ecuador como ahora.
En cualquiera de los casos, los efectos a corto, mediano y largo plazo, cambiarían por completo las condiciones de la Tierra convirtiéndola en un planeta casi irreconocible.
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