cuando el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, habla sobre las masas de centroamericanos que intentan ingresar a los Estados Unidos, describe una horda de hombres robustos con malas intenciones, "algunas de las personas más rudas que hayas visto" y se burla de ellos por actuar como bebés asustados, para que los estadounidenses de corazón blando los acojan.
Últimamente, Trump se ha basado en la imagen de un luchador de artes marciales como el rostro de esos migrantes. "¿Qué tan estúpidos podemos ser para soportar esto?" Trump se maravilló en un discurso ante un grupo republicano judío el sábado. "El programa de asilo es una estafa".
Las cifras de su propia administración cuentan una historia diferente: los que vienen son cada vez más familias y niños.
El mes pasado, la oficina de estadísticas de inmigración de Seguridad Nacional publicó su último informe anual sobre el flujo de solicitantes de asilo y refugiados, que abarca 2017. Entre los que vinieron de Guatemala, El Salvador y Honduras y solicitaron asilo en la frontera, el 56% eran niños no acompañados.
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